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La neurodegeneración es conocida como la pérdida progresiva de estructura o función de las neuronas (nervios), incluida la muerte de las mismas; esta degeneración resulta en enfermedades como el Alzheimer y la demencia, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la enfermedad de cuerpos de Lewy, el Parkinson, el Huntington, la atrofia muscular espinal, la neuropatía, la esclerosis múltiple, el lupus, la pérdida de memoria y otras más.

Pueden ocurrir a cualquier edad y ya son más frecuentes que las enfermedades cardiovasculares y el cáncer

El impacto del trauma infantil

Muchas personas han experimentado traumas de un tipo u otro durante su infancia, ya sea abuso emocional, sexual o físico. Desafortunadamente, las experiencias dolorosas son difíciles de evitar, y aquí debemos anotar que una nueva investigación ha encontrado un vínculo entre los traumas infantiles y nuestra salud.

Una buena noticia para muchos que tienen o pueden llegar a crear esta correlación, porque al poder abordar las cicatrices emocionales, mentales y espirituales del pasado, su mente y cuerpo pueden comenzar el viaje para afrontar y resolver el problema.

Durante las últimas décadas, los investigadores han demostrado cómo el trauma en la infancia puede impactar fuertemente y potencialmente desencadenar el desarrollo de enfermedades crónicas

Además de las enfermedades mentales, las víctimas de abuso infantil son más susceptibles a desarrollar alergias y asma, trastornos autoinmunes, osteoartritis, enfermedades cardiovasculares y trastornos metabólicos.

Existen varias características que ocurren con mayor frecuencia en víctimas de abuso infantil y puede influir en el desarrollo de enfermedades crónicas. Estos incluyen mala calidad del sueño, estrés percibido elevado, alto peso corporal y reducidas conexiones sociales. 

¿Qué podemos hacer para prevenir y restaurar la función cerebral y nerviosa?

Como dicen los viejos dichos: “Una puntada a tiempo ahorra nueve” o “La mejor defensa es una buena ofensiva“. Asimismo ocurre con la salud de nuestro cerebro y nervios.

Si bien hay algunos factores que no podemos controlar, como el abuso infantil, muertes, accidentes, traumas, etc., cuanto antes comencemos un estilo de vida que reduzca los factores que causan enfermedades y aumente los factores que promueven la salud, es menos probable que desarrollemos enfermedades neurodegenerativas y es más probable que podamos revertir cualquier enfermedad que ya tengamos, o al menos prevenir o retrasar su avance, incluida la enfermedad neurodegenerativa.

Para el Dr. Merzenich, especialista en la materia, cree que la enfermedad de Alzheimer puede prevenirse, o al menos retrasarse, probablemente de manera indefinida en la mayoría de las personas, y que cuando se haga, los cambios que impulse en el cerebro conducirán a aumentos sustanciales de la longevidad.

 

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