PARA 2 PERSONAS
Las alcachofas son las verduras más extraordinarias del mundo: no hay nada que tenga un sabor tan mágico. Muchos cocineros son quisquillosos cuando se trata de las alcachofas, y rehuyen el esfuerzo que requiere su preparación. En Jerusalén, cuando comienza la temporada, a principios de verano, algunas amas de casa las compran por kilos y dedican un par de horas a limpiarlas; después las guardan en el congelador para los días lluviosos. Si quieres ahorrar tiempo, te animamos a adoptar este hábito. Si no puedes, prepara sólo un par de alcachofas para esta ensalada refrescante. Es el acompañamiento ideal de cualquier plato más graso o copioso.
INGREDIENTES:
- 2-3 alcachofas grandes (700 g en total)
- 3 cucharadas de zumo de limón
- 4 cucharadas de aceite de oliva
- 40 g de rúcula
- 15 g de hojas de menta
- 15 de hojas de cilantro
- 30 g de queso pecorino toscano o romano cortado en láminas
- Sal marina y pimienta negra molida
PREPARACIÓN:
Llena un tazón con agua y añade la mitad del zumo de limón. Quita el tallo y las hojas externas de la alcachofa. Al llegar a las más blandas y pálidas, con la ayuda de un cuchillo afilado, cortar la flor de modo que quede sólo la parte inferior. Con el mismo utensilio o un pelador de verduras, ve quitando las capas restantes hasta llegar al corazón.
Desecha la parte central con pelillos e introduce el corazón limpio en el agua con limón. Repite el proceso con las otras alcachofas.
Escurre las alcachofas y sécalas con papel de cocina. Con una mandolina o un cuchillo afilado, córtalas en láminas muy finas, de 1 mm de grosor, y colócalas en una fuente grande. Báñalas con el resto del zumo de limón, agrega el aceite de oliva y mezcla bien para que queden empapadas. Pueden dejarse en remojo varias horas, si se quiere, a temperatura ambiente. Cuando estés a punto de servir el plato, agrega la rúcula, la yerbabuena y el cilantro y agrega un tercio de cucharadita de sal marina y abundante pimienta negra molida. Revuelve suavemente y sirve. Puedes decorar con el queso pecorino en láminas (lascas).
Tomado el libro de cocina Jerusalén por Yotam Ottolenghi, 2012.